a ese momento inerme,
donde la fragilidad
es una patente.
A mi cúspide
donde todo es endeble,
a la plenitud
donde la caída puede ser más fuerte.
Cuanto más me elevo
más lejanos mis cimientos,
más cerca de mis miedos,
y aún así alzo el vuelo.
Impulsado al firmamento
por un amor óptimo y lleno,
propulsando a este corazón receloso
vistiendo utopías de amor sincero.
Y siento que tu huida
socavaría a este ente,
que se desvive diariamente
por tu amor evidente.
Por este nuestro amor
que cada día crece
y que no entiende
de la palabra decadente.